SIGLO XVI – Inicio de expansión artesanal y comercial
A fines del siglo XVI, Ámsterdam atraviesa una etapa de crecimiento que se da en los sectores del oeste y suroeste de la ciudad. La caída de Amberes (año 1585), significó un incremento en las inmigraciones, aumentando también, el número de artesanos y comerciantes que residen en la ciudad, creando la necesidad de adaptarse a las nuevas exigencias urbanísticas, en un contexto que carecía de un plan estructurado.
Con la llegada de nuevos artesanos y comerciantes, se construyen lugares de trabajo y viviendas para la clase obrera, así, el canal Singel, se convierte en una ruta clave para el transporte de mercadería y materiales, lo que fomenta aún más la expansión territorial.
La ciudad de Ámsterdam adquiere una identidad comercial, donde se busca delimitar zonas destinadas a actividades mercantiles, lo que provocó que comerciantes de todo el mundo se acerquen a vender sus productos, llevándola a ser el principal referente de la época.
Para comienzos del siglo XVII, este crecimiento exponencial sigue careciendo de un diseño racional, sino que corresponde a una trama urbana delimitada únicamente por las actividades comerciales. Los espacios son ocupados según su utilidad (cercanía a los canales, a los puertos, a otras rutas), de modo que, los comerciantes buscan instalar en estos sectores sus negocios y viviendas, combinando su vida cotidiana y laboral. Se piensa en una ciudad modelada a partir del trabajo.
Este proceso de expansión es acompañado por una creciente ola inmigratoria, en la que se suman judíos, alemanes, escandinavos, entre otros, quienes buscaban la prosperidad que la ciudad de Ámsterdam tenía para ofrecer.