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El periodo renacentista, entre la Edad media y los inicios de la Edad moderna, conllevo una serie de cambios y hallazgo en los campos de las artes, la ciencia y la humanidad. Estos descubrimientos fueron tanto naturales como en la sociedad humana. Una gran parte de este movimiento produjo descubrimientos científicos que luego ayudaron a la creación de instrumentos y nos adentrará a investigarnos.

 

Entendemos como tecnología a este conjunto de cambios e inventos que surgieron en el renacentismo. Actúa como motor de expansión del lenguaje arquitectónico, permitiendo expresar nuevas ideas, responder a nuevas necesidades y construir con mayor eficiencia y creatividad. La geometría y medición como parte de dicha tecnología logró contribuir en la forma en la que construimos, comparamos, creamos.

 

La medición como concepto influye en nuestra cotidianidad de manera casi permanente. “Le cose alla virtu” expresa una de las ideas centrales del Renacimiento: todo debe orientarse hacia la virtud, entendida, según Aristóteles, como la búsqueda de la perfección. En el arte y la arquitectura renacentista, esta búsqueda se representa en proporciones armónicas, belleza racional y representaciones que reflejan un orden ideal.

 

Por un lado, el Hombre de Vitruvio (Leonardo da Vinci) representa el ideal renacentista del cuerpo humano como unidad de medida del mundo. A través de la geometría y el dibujo preciso, Leonardo expresa cómo el cuerpo humano responde a proporciones matemáticas, unificando lenguaje artístico, ciencia y tecnología. Lo elegimos porque muestra cómo el lenguaje visual del dibujo se transforma en herramienta técnica para comprender la realidad.

 

Esto se refleja en la cita de Rudolf Wittkower: “Como prueba de la armonía y perfección del cuerpo humano, mostró cómo encuadraba exactamente un hombre bien constituido, con manos y pies extendidos, dentro de las figuras geométricas más perfectas: el círculo y el cuadrado.”Aquí, el dibujo no solo representa, sino que estructura el conocimiento. El cuerpo se convierte en modelo geométrico, ejemplo de cómo el arte puede ser una forma de tecnología cognitiva.

 

La arquitectura en la edad del Humanismo -Rudolf Wittkower- página 2

 

Por otro lado, la medición fue primordial para la construcción de la emblemática e inmensa Santa Maria de Fiore (Filippo Brunelleschi). La cúpula de esta iglesia en Florencia es un hito tecnológico del Renacimiento. Brunelleschi aplicó conocimientos de ingeniería clásica y desarrolló nuevas técnicas constructivas como el sistema de cimbra autoportante. Su planta centralizada también refleja una búsqueda racional y armónica del espacio. La elegimos porque esta arquitectura representa la fusión entre lenguaje formal clásico y avances tecnológicos.

 

Entre técnica e invención proyectual se enlaza con la concepción renacentista del espacio como una entidad racional, universal y construible. Tal como señala la cita de Tafuri M: “De esta manera la construcción perspectiva recoge el objetivo de la universalidad, desvinculándose a priori de una tipología del espacio: espacio curvo, plano como «interrupción de la pirámide visiva», rítmico realizado por la reiteración de los núcleos espaciales, son sólo elementos disponibles para la invención de estructuras variables hasta el infinito”. En esta perspectiva, la cúpula de Brunelleschi no solo resuelve un problema técnico sin precedentes, sino que materializa una idea espacial regida por principios racionales que equiparan y sintetizan distintos modos de construir: el espacio curvo y envolvente, el plano, lo central y lo longitudinal.

 

La arquitectura del Humanismo -Tafuri M- página 14

 

En este sentido, el organismo arquitectónico renacentista, como el de Santa Maria del Fiore, se convierte en un dispositivo capaz de integrar lenguaje y tecnología, estructura y forma, tradición clásica e innovación, dentro de un marco donde todas las variables espaciales se ponen al servicio de un ideal de orden, armonía y universalidad.

 

El Renacimiento redefinió el vínculo entre lenguaje y tecnología, integrándolos en una arquitectura que combina forma, función y pensamiento. A través de herramientas como la medición, la geometría y el dibujo, se construyó un nuevo lenguaje arquitectónico capaz de expresar ideales humanistas con precisión técnica. Obras como el Hombre de Vitruvio y la cúpula de Brunelleschi evidencian cómo el arte se convirtió en una forma de conocimiento, donde el lenguaje visual y los avances tecnológicos trabajan juntos para crear un espacio racional, armónico y universal.

 

La catedral de San Pedro en el Vaticano es una obra característica del Renacimiento porque sintetiza ideas humanistas, el lenguaje clásico y los avances tecnológicos de su época. Su diseño, incorpora principios de proporción, simetría y centralidad inspirados en la antigüedad clásica. Al mismo tiempo, su construcción implicó soluciones técnicas innovadoras, como los cálculos estructurales realizados para levantar su cúpula.

 

Finalmente, la composición de la lámina busca hacer un recorrido evolutivo por las tecnologías renacentistas, iniciando por el estudio de los medios de representación (basados en el cuerpo humano), pasando por la construcción de la cúpula de Santa Maria del Fiore, y concluyendo en el resultado final de la catedral de San Pedro.

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